Su hambre artística no es saciada, la gula del arte nunca se acaba. Cuando era niña hasta la biblioteca se le quedaba pequeña, los folios y los lienzos. Nadie se fijó nunca en sus dibujos y hasta ahora nadie solía leer sus textos.
Sus obras plásticas se basan en la mancha, y entre sus técnicas predilectas se encuentran las ceras, el acrílico y los lápices compuestos. Son muy rápidas y pasionales. Hasta que terminó la ESO no supo si dedicar sus estudios a las artes plásticas, y así terminó en el Bachiller artístico.
Sus textos en cambio son más puramente sentimentales, donde predomina el diálogo interior y donde expresa sus sentimientos más profundos. Se desfoga con las teclas del teclado y clavando la pluma en la libreta, escupiendo al mundo sus impresiones, con su peculiar estilo, con el que intenta hacer sentir lo que ella siente.
Se encuentra en Plenilunio para gritar al mundo lo que nadie le ha escuchado, lo que nunca pudo decir, y lo que nadie quiere oír.
Huyendo de la realidad que la abruma entre su arte, escapa al exterior para contarnos sus vivencias, sus sensaciones, que, si las escuchas y cierras los ojos, te hacen sentir cada letra que componen sus textos.
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